La mirada siempre al frente.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Llevo un rato intentando escribir una carta a alguien, pero no encuentro las palabras exactas, o quizá es que no las haya. Siempre he pensado que escribir aunque luego no se enseñe suele ayudar a aclarar las cosas, pero últimamente ni siquiera escribiendo consigo expresarme.
Llevo un mal día, un pésimo día diría yo, y la única persona con la que me gustaría estar, la única que me apetece que me de un abrazo de esos que hacen que los problemas disminuyan, está en la habitación de al lado, pero no me encuentro con las fuerzas suficientes para ir. Porque me he acostumbrado a guardarlo todo dentro, y lo cierto, es que hoy necesito más que nunca que alguien me abrace sin preguntar qué me pasa.

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